Magia, vampiros, brujas, fantasía y mucho más.
Recuerdo cuando leí el primer volumen de El Descubrimiento de las Brujas. Reunía todos los elementos que me habían fascinado en la literatura durante mi adolescencia, pero con el punto de madurez que requería la historia. Por supuesto, no pude más que devorar el resto de la saga.
Podemos apreciar varios patrones conocidos en la historia, como guerras entre criaturas, un amor imposible, magia negra y un estilo de vida relacionado con la antigua nobleza. Estamos ante una ficción bien desarrollada y argumentada, ya que los conflictos tienen una explicación, del mismo modo que los personajes que los originan tienen sus razones. Además, podemos apreciar el gran trabajo de documentación histórica para el desarrollo de estas novelas, lo cual es de agradecer.
¿Por qué me gusta tanto? Soy una amante de la fantasía, me gusta imaginar que convivimos con seres sobrenaturales y guerreros que nos protegen desde las sombras. Esa es la razón de que me guste tanto la fantasía urbana, es decir, aquella en la que los escenarios son reconocibles. Os pongo un ejemplo, un lector o lectora de mi novela, El Huargo de Lyons-la-Fôret, no podrá pasear por Lyons-la-Forêt sin recordar la novela, los personajes, el misterio… Eso mismo es lo que ocurre con El Descubrimiento de las Brujas, con el punto positivo de que cuenta con una adaptación televisiva de las mejores que he visto en series de televisión: fiel a la historia, actores bien escogidos y fiel al espíritu de los personajes, escenarios muy cuidados, ambientación… La lista es larga (aunque, por supuesto, hay licencias).
En definitiva, queda esperanza para los amantes de las novelas de fantasía con un estilo más maduro, alejado de las historias juveniles que tanto nos apasionaban.